Cuáles son las características de la monarquia feudal
Las relaciones entre la monarquía y las ciudades eran ambivalentes en la era feudal tardía. La esperanza de vida era baja y la mortalidad infantil elevada. Los señores feudales mantenían sus propias fuerzas armadas para defender sus territorios y extender su poder.
La cultura en la monarquía feudal era predominantemente oral y religiosa. Los nobles juraban fidelidad al rey y le ofrecían servicio militar y apoyo económico. La arquitectura en la monarquía feudal se caracterizaba por la construcción de castillos y fortificaciones.
La iglesia legitimaba el poder del rey y la estructura social. Estos impuestos recaían principalmente sobre los campesinos y servían para financiar las actividades del señor y mantener su corte. A cambio, el rey les concedía tierras y privilegios, creando una red de dependencia mutua.
El rey podía solicitar tributos extraordinarios, pero su capacidad de recaudación directa era limitada. El poder real se transmitía hereditariamente, generalmente al hijo mayor. El rey, aunque soberano, dependía de la lealtad y apoyo de los nobles vasallos.
El rey podía intervenir en casos excepcionales, pero su autoridad judicial era limitada. Esta alianza contribuyó al declive del feudalismo. Las monarquías nacionales comenzaron a consolidarse, centralizando el poder y reduciendo la influencia de los señores feudales.
La iglesia controlaba la educación y promovía la doctrina cristiana. Las ciudades, centros de comercio y producción, buscaban autonomía frente al poder feudal. La figura del monarca, por tanto, era más simbólica que efectiva en muchos aspectos. Esto aseguraba la continuidad del linaje y la estabilidad del reino, al menos en teoría.
El fortalecimiento del poder real, el desarrollo del comercio y la aparición de las ciudades contribuyeron a la decadencia del feudalismo. La ruptura de este juramento, la traición, tenía graves consecuencias. La monarquía feudal evolucionó con el tiempo, dando lugar a nuevas formas de gobierno.
El clero era uno de los estamentos privilegiados y su opinión era respetada y temida.